Como no podía ser de otra manera, el aceite de oliva es un elemento clave de la dieta mediterránea. En este artículo vamos a ver el porqué.
Por un lado, podemos aproximarnos desde un punto de vista gastronómico y aquí el aceite de oliva virgen extra no tiene comparación. Un producto muy nuestro, muy mediterráneo, que aporta a nuestra cocina un toque inigualable de sabor.
Además, como todos sabéis, el aceite de oliva es ideal para todo tipo de ensaladas, recetas más elaboradas o incluso para combinar con otro de los productos tan característicos de la Península, el jamón ibérico.
Por otro lado, el AOVE juega un papel central en los beneficios para la salud que aporta este tipo de dieta. 4 ó 5 cucharaditas de aceite al día (mejor en crudo) ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, el deterioro cognitivo y la depresión.
Pero la dieta mediterránea va más allá y su aplicación en el día a día previene la aparición de complicaciones cardiovasculares mayores, como infarto de miocardio, accidente vascular cerebral o muerte cardiovascular en personas con alto riesgo vascular.
Por lo tanto, un consumo adecuado de AOVE diariamente junto a otros alimentos presentes en la dieta mediterránea, como frutas y verduras, pescado, carnes blancas, cereales o frutos secos, ayuda a prevenir problemas de salud y tiene un aporte nutricional idóneo para las personas.
Si la dieta mediterránea es patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la UNESCO es por su gran valor y en países como España, Italia, Grecia o Malta lo sabemos muy bien.